Revolviendo en nuestros archivos, hemos encontrado algo que en su día nos llamó mucho la atención y a lo que pocas veces hemos hecho referencia: las cartas que nos remitió el autodenominado “Conde de la Contra" (seudónimo con el que nos escribía) cuando realizábamos el programa de radio del grupo, durante los años 1988 y 89.
Nunca supimos con certeza quién se escondía bajo ese seudónimo aunque teníamos nuestras sospechas, circunstancia que sin duda le confiere a este asunto más misterioso atractivo. El caso es que durante algunas semanas, mandaba a nuestro programa una carta hablando de los programas (era la excusa) con textos siempre interesantes, desenfadados, sugerentes y/o literarios.
Concretamente llegó a hacerlo hasta en 4 ocasiones, y luego, inopinadamente y con tanto misterio como había llegado, desapareció. Conservamos las cartas que en algún momento publicaremos o buscaremos la manera de facilitar su conocimiento y lectura, porque, independientemente de su valor literario, tienen un valor en sí mismas para entender mejor el contexto de la época y la forma de escribir en aquel momento. Además, creemos que cuentan con calidad suficiente para ser textos publicables o leídos más allá de su particular contexto espacio-temporal y contenido concreto.
El "Conde de la Contra" nos permite evocar hoy aquel tiempo de los años ochenta, y si era quién creíamos que era (que su identidad sigue siendo misterio no resuelto) habría muerto hace ya algún tiempo pero nunca diremos nada al respecto porque nunca pudimos verificar quién era realmente aquella persona. Su figura (la que evocan sus escritos), noctámbula y posmoderna, sigue ofreciendo hoy el perfil de un escritor o escritora ágil y culturalmente comprometido con la literatura y con la vida cultural de esa década de los 80, que tanta libertad, disfrute de la vida (incluso libertaria y sin ataduras de ninguna clase) y apéndices literarios y artísticos, conllevó, y que hoy, a la vista de circunstancias que entorpecen, dificultan e incluso impiden a veces la libertad de expresión, tanto echamos de menos.
Sirva esta mera reflexión para el recuerdo y la reivindicación de unos modestos, pero valiosos desde muchos puntos de vista, escritos epistolares que tuvieron a La Sierpe y el Laúd como objetivo y tema literario, meritorio empeño personal de alguien a quien, desgraciadamente, no podemos poner nombre ni cara al desconocerlo todo sobre aquel enigmático personaje, el Conde de la Contra, que nos acompañó en el viaje de la vida del grupo, allá por 1988/89, los años de porcelana.
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