Desde hace muchos años, puede que más de 20, los miembros de este Grupo Literario La Sierpe y el Laúd, se reúnen cada Navidad para celebrar juntos este misterio de la amistad y la literatura.
Este año fue en Jumilla y nuestro compañero Bartolomé Marcos, hizo la crónica del encuentro sierpero con su personal pluma a modo de aquel seudoperiódico o pliego social que se emitía en Cieza en los años 50 y 60, Palomas y Mariposas, y una vez publicado en El Mirador este último fin de semana, lo editamos aquí por si alguno no lo leyó y lo desea leer, junto a alguna foto.
Gracias a todos por estar aquí y Feliz Año 2015.
Reviviendo
Palomas y Mariposas con algún que otro halcón infiltrado. Crónica social endogámica (II, de
tres).
Y
pues esta es crónica social –endogámica por más señas, lo que tiene que ver con
mirarse el ombligo (extraordinario pasatiempo universalmente extendido, más aún
desde que existen Internet, tuenti, facebuk, linkedin, tuiter, la Biblia en pasta, El Mirador de
Cieza o la madre que nos parió a todos, aunque a cada uno la suya ) - devendría
en nada –la crónica, digo- sin referencia a los participantes en el evento,
todos ellos socios motu proprio, del
grupo literario ciezano La Sierpe y el Laúd, aunque no
fueron ni estuvieron todos los que son en el grupo (Rosa, Juan,
se os saluda) pero sí que eran todos los que estuvieron, capitaneados por su
flamante coordinador desde hace más de 30 años, Ángel Almela Valchs, abuelo
y maestro en el colegio Gerónimo Belda en trance de próxima, alborozada (porque
está aún en los albores) y esperemos que
feliz y jubilosa jubilación, que asistió acompañado de su gentil esposa, Ana
Lucas López. No faltó – o sea, no falté- uno de los pocos miembros
fundadores que van quedando, Bartolomé Marcos, junto a su esposa-y madre de sus hijos- Merche Izquierdo Vázquez.
Este tal Bartolomé Marcos se autoimpuso el compromiso de levantar acta o
redactar crónica del acontecimiento, aunque nadie se lo pidió, no vayan a
creer, siquiera fuere a beneficio de inventario, y por eso estas letricas que
ustedes van leyendo. También encontró el cronista en el agradable, cómodo y
cálido reservado que nos asignaron en el Loreto a Pascual Gómez,
protagonista recurrente de la crónica social de la semana pasada y que lo será
de la tercera y última que cerrará este breve ciclo la semana que viene, periodista digital notable y miembro del grupo
literario incorporado en una de las últimas levas o reclutamientos, gustosos e indoloros,
eso sí. Volvió a surgir el asunto del poderoso influjo del ático (ya saben, está más cerca de la Luna) en
el que vive Pascual, en la ciezana Plaza de España, sin que haya podido
desentrañarse aún ...y se habló de ello, créanlo ustedes...de cuál será el
misterio de ese ático que le ha cambiado la vida a Pascual. Sí que hay,
examinando la fachada, una gran “g” que no sabríamos cómo
interpretar...si como inicial de Gomis (lo más probable porque se
corresponde con el nombre del dueño del local de hostelería ubicado en el
bajo), o inicial de Gómez, el apellido de nuestro hombre, o incluso– feliz
coincidencia-, la inicial del apellido Guirao, Don Aurelio, profesor y
poeta ciezano fallecido en 1996, también amigo de los áticos y ciudadano de las
alturas, y uno de los “cadáveres”
exquisitos, que, con justeza y en justicia, junto a Manuel Dato Buitrago, forman
parte del obituario vivo del grupo y que con mucha frecuencia firmaba sus
obras, sobre todo gráficas, con una sola “G”. También puede tratarse del famoso “punto
G” sobre el que tanto se especula. Seguiremos indagando porque, sea como fuere, está claro que el edificio
tiene misterio. Más aún desde que Pascual Gómez vive allí, en sus alturas.
Integraba
también el grupo de comensales que
dieron buena cuenta de exquisiteces de la tierra (valga como ejemplo una
sabrosísima hamburguesa de gamba) bien regadas con buenos blancos y mejores
tintos de las monastreles jumillanas, otra veterana del grupo, Pascuala
Sánchez Bermejo, profesora de Historia, servicialidad full time e intrínseca bondad. Y junto a
ellos, una pareja extraordinaria, la formada por Isabel Mascuñán Triviño,
delicadeza, sensibilidad, honestidad y entrega, poeta de más que estimable
capacidad para la música, la evocación y el sentimiento y Antonio Jiménez Villa, bon vivant, buen conversador cuando se
prodiga, persona de gran lucidez mental y sobrada inteligencia práctica,
cualidades que heredó de su señor padre, Don José Jiménez Villa, figura
histórica en la oficina del IES “Diego Tortosa” (un cordial
saludo desde aquí, Pepe...feliz año) Cerrando el círculo, que en realidad fue
más bien cuadrada y amplia mesa, savia nueva, con “b” o con “v”
igual daría porque María Marín, una de las más recientes incorporaciones al grupo,
es mujer en cuyos ojos aún muy jóvenes brilla la luz del conocimiento y la
preciosa capacidad del entendimiento y la comprensión. Refinado espíritu
musical y también excelente conversadora a la que no se le agotan los temas. Y
dejo para el final a Daniel Josué Rodríguez, periodista
ubicuo casi siempre y que sin embargo no
pudo estar en la cena de los medios de la semana anterior, totémico bastión
para la ensoñación y la bohemia, personaje golémico
(no es un error, señores correctores, déjenlo así). Daniel, te explico vis a vis. Tampoco pudo estar María,
musa inspiradora del artista, porque Daniel es un artista y además lo parece.
Como
habrán advertido, esto iba (bajadlo ya, cabrones) y va, de hablar de nosotros, sí, señores lectores, porque al final la madre tierra se nos acabará
tragando y bueno es alimentar pequeñita y modesta hoguera de las vanidades y porque
hace frío en este invierno rezagado y bueno es un soplo vital de cálido aliento
antes de que la vida definitivamente nos fulmine para seguir viviendo ella,
hosca, indiferente y ajena. Queridos compañeros y compañeras, in vino, veritas...
2 comentarios:
La literatura, la amistad, el compromiso con... y si todos somos güenos, guapos y atractivos y el que no que se aguante hasta que lo sea,
Gracias Domingo...¡Tú, también eres guapo, amigo!
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