1.13.2016

DEJO LA COORDINACIÓN DE LA SIERPE Y EL LAÚD, UNO DE MIS TERRITORIOS HABITABLES


(Artículo de Angel Almela, publicado en El Mirador el 1 de enero 2016)
Hubo unanimidad aquella tarde de junio de 1980 al nombrarme Coordinador del Grupo de Literatura La Sierpe y el Laúd por parte de aquellos miembros fundadores de la asociación cultural. Después,…. 35 años han pasado sin que en los momentos en los que planteé mi renuncia o sustitución hubiera acuerdo, bueno, en realidad sólo hubo uno: que siguiera. No hubo manera, pero ahora, en este año que termina en el que llevo la “escandalosa” marca de 35 años en este cargo, he decidido, y esta vez de forma irrenunciable, dejar este honroso puesto que he llevado junto a mis compañeros sierperos, con orgullo. Creo que es bueno, deseable e incluso imprescindible que lo haga ahora que cumplo 60 años y llevo desde los 25 en la coordinación de este, mi territorio amado, La Sierpe.
La literatura me condujo por su bella senda desde aquel lejano año de 1977 en el que me incorporé al grupo de jóvenes ciezanos que editaban aquella revista literaria ya mítica de El Caimán. Desde aquel año, jugándonos mucho y luchando más por las libertades y por una cultura abierta, democrática y solidaria, hasta este 2015 en el que nos encontramos, muchas aventuras literarias, muchas horas de encuentros, más de 40 publicaciones, muchos amigos, muchos escritores, muchos pueblos y ciudades visitadas representando a la literatura ciezana, muchos versos, muchos territorios artísticos, mucha felicidad y alguna tristeza… y con todo ello he crecido como persona y, sobre todo, como escritor de versos y amante de la literatura.
Me vienen ahora a la memoria multitud de momentos y de personas que conservo en mi corazón con un cuidado especial, abrigados en la calidez de mis emociones y mis sentimientos más veraces, junto mi historia personal y a la de la misma cultura que, con letras quizás minúsculas, hemos ido construyendo desde La Sierpe y el Laúd para esta ciudad que nos acoge, Cieza.
En primer lugar, mi mujer Ana y mis hijos. Ellos ocupan un lugar protagonista en mi relación con La Sierpe porque sin ellos y quitándoles horas a ellos, no hubiera caminado por este ámbito de amistad y literatura; porque eso es lo que he entendido siempre que es La Sierpe y el Laúd, un espacio de amistad que nos une en lo esencial aunque tengamos diferentes visiones que nos enriquecen, junto a una pasión interminable por la literatura y la creación artística, en espacial, la poética. Después, Aurelio Guirao y Manolo Dato, amigos sierperos que se han quedado en el camino y que me han dejado con una pena honda y a los que echo mucho de menos. De Aurelio aprendí mucho, la técnica poética, la relación de la poesía con el arte, la necesidad de la ternura y también la vida como una tragedia humana. De Manolo, la generosidad de la amistad entregada al ciento por ciento, la alegría por la vida sencilla y el amor por la música y la poesía. Ellos hubieran sido unos magníficos coordinadores de esta asociación, y sin ellos, no hubiera sido especial coordinar La Sierpe y el Laúd.
Y detrás ellos, muchos nombres asociados a la Sierpe y el Laúd a los que quiero. Personas que llevan a esta Sierpe en su corazón y que me han ayudado a ser mejor persona: Paco Pino y su diversidad y delicadeza artística, Jesús A. Salmerón y su enorme humanidad y amor por la lectura, Pascual Lucas y su controversia con la poesía, Bartolo Marcos y su pasión por la imagen y la palabra, Carmen Carrillo y su fuerza creativa, Pascual Martínez y su inmenso pozo humanístico, Joaquín Gómez y su paz interior, Pedro Luis y la hermosa hermandad más allá de la sangre, Isabel Mascuñán y su sensibilidad, Pascuala Sánchez y su tenacidad, Antonio Piñera y sus diseños artísticos… Y ya más reciente, los nuevos miembros de esta siempre renovada Sierpe con los que, a pesar de que llevo menos años junto a ellos, aprecio con orgullo su valía. Juan, María, Pascual, Aurora, Rosa, Daniel, que son el verdadero presente de esta organización. Sólo espero que hayan captado, en su esencia, lo que es y representa La Sierpe y el Laúd, su valor real de lo que ha sido y aún puede ser. En sus manos está.

Dejo la Coordinación de este grupo literario aunque espero seguir ayudando a su crecimiento y verdad si el resto decide seguir. Un ámbito, un concepto este el de La Sierpe que es Verdad, porque nace de uno de los únicos territorios que son verdaderamente habitables, el de la cultura y el arte.